En esta reforma se buscaba una distribución funcional, con un diseño limpio y de líneas contemporáneas sobre el que destacan algunos elementos singulares.

La pared de ladrillo visto en el salón y en el dormitorio principal posee las características de un cerramiento con más de un siglo de antigüedad, en el que se aprecia el paso del tiempo y las intervenciones que ha sufrido a lo largo de los años.

Los pilares, de madera, se desnudan completamente y se refuerzan mediante perfiles de acero sin tratar, con la soldadura vista, lo que aporta cierto carácter industrial que se topa con las líneas limpias y los colores claros que definen las estancias de la vivienda.

Los techos altos, de casi tres metros, son la característica principal de los edificios del ensanche de la ciudad y aportan una gran sensación de amplitud.

Los suelos, tradicionales, de roble natural, con tablas en diferentes anchos, dan calidez y sensación de hogar en contrapunto con las puertas, modernas y sin jambas, que aportan limpieza y ligereza en el pasillo principal.

Se eligen colores neutros y claros en toda la vivienda, dado que la propietaria es más partidaria de añadir el punto de color y atrevimiento a través del mobiliario y los elementos decorativos

A la hora de decorar, se busca una combinación entre elementos más económicos con piezas de diseño más exclusivo, para así dotar a la vivienda de un equilibrio perfecto.